Fundadores Reales: Jose Mardlin Founder de Fundadores.so
Sobre la nueva clase de fundadores, construir en público y por qué reclamar tu identidad lo cambia todo.
Fundador,
Empiezo esta serie conmigo mismo por una razón simple: si voy a pedirle honestidad brutal a otros fundadores, necesito dar ejemplo primero.
Soy José Mardlin. En la última década he construido siete negocios en sectores diferentes. Algunos funcionaron, otros fracasaron espectacularmente, todos me dejaron cicatrices y aprendizajes. Fundadores.so es mi apuesta más reciente: crear el espacio que yo necesitaba cuando empecé — donde los fundadores hispanohablantes puedan reconocerse sin pedir disculpas por no encajar en el molde de Silicon Valley.
Esta conversación marca el inicio de algo específico: documentar cómo piensa y opera la nueva clase de fundadores que construye activos escalables sin depender de inversores ni equipos grandes. Empiezo conmigo porque mi historia refleja exactamente la transición que miles de profesionales hispanohablantes están viviendo: de verse como "consultores" o "creadores" a reconocerse como lo que realmente son: fundadores de portfolio que construyen ecosistemas integrados en lugar de negocios aislados.
Executive Summary
👤 Nombre: José Mardlin
🚀 Proyecto: Fundadores.so
💼 Antes era: Emprendedor en búsqueda de identidad profesional
📖 Libro actual: Company of One - Paul Jarvis
☕ Ritual diario: Journaling para obtener claridad sobre ideas complejas
🛠️ Herramienta secreta: Obsidian para conectar ideas y hacer "collages"
🌍 Base: Madrid, España
💭 Mantra: "Eres fundador - reclámalo"
🎯 Obsesión actual: Crear vocabulario para la nueva clase emprendedora y evitar la fuga de cerebros al mercado anglosajón
La Conversación
Si tuvieras que resumir tu camino en 3 hitos clave que te hicieron sentir fundador, ¿cuáles serían?
Primero, los productos. A los 22 años cogí una maleta y me fui solo a vender aceite a la India con Copla Foods. Sin contactos ni plan perfecto, pero con la obsesión de probar si podía crear algo real en el mundo. El ICEX nos reconoció como marca innovadora, y ese fue mi primer orgullo. Después llegaron Ouklele (moda), Vössge (cosmética) y Somos Homes (mobiliario). Aprendí que emprender no es solo acertar con el mercado: es asegurarte de que lo que construyes encaje también con la vida que quieres vivir.
Segundo, los servicios. Con esa experiencia lancé Vrandin, mi agencia de marketing. En tres años participé en más de 50 proyectos, de la idea al mercado. Esa intensidad me dio el mayor clic: un producto puede escalar, un servicio te ata a tu tiempo. De ahí nació la urgencia de convertir horas en sistemas.
Tercero, el portfolio. Hoy vivo la carrera de portfolio: talleres, plantillas, consultoría, coaching. Más de 2.800 personas han comprado o descargado mis productos digitales y mi Segundo Cerebro llegó al #1 en el Notion Marketplace en español e inglés. Pero lo importante no es el hito, es la identidad: no soy un emprendedor con un único proyecto, soy un fundador de portfolio. Y creo que así trabajará cada vez más gente: construyendo múltiples activos a partir de lo que sabe.
Antes de usar la palabra fundador, ¿cómo te describías? ¿Por qué te quedaste tanto tiempo con esas palabras?
Presentarme a los demás siempre fue raro. No conseguía ponerle nombre a lo que hacía. En la etapa de productos era fácil — vendía aceite, mobiliario, cosmética — el producto hablaba por sí mismo. Pero cuando pasé a servicios y luego a productizar mi conocimiento, empezó el verdadero problema.
“Emprendedor”, “consultor”, “creador de contenido”... nada encajaba del todo. ¿Era diseñador? ¿Copy? Consultor fue la etiqueta que más se ajustó, pero tampoco representaba quién era realmente.
Es difícil ser excepcional en algo cuando, como dicen, “un cerebro confundido no compra.” Me quedé atrapado en esas palabras confusas porque no tenía el marco conceptual para algo mejor.
¿Cuándo dejaste de justificar tener múltiples proyectos y empezaste a verlos como un sistema?
El punto de inflexión llegó cuando entendí que no tenía que justificar mi diversidad de intereses, sino celebrarla.
Durante años me encasillé como consultor. Y en ese encasillamiento estaba renunciando a demasiado. Soy un fundador de portfolio: aquí caben más identidades y más tipos de oferta.
Me gusta decir que los generalistas beben specialty coffee. No se trata de probar de todo sin rumbo. Se trata de elegir con criterio, de encontrar un nicho conceptual que te dé coherencia. Una marca paraguas hace eso: te da un centro desde el cual desplegar distintas facetas de quién eres y crecer en cada una.
La portfolio career no es dispersión, es diseño de vida. Y es el futuro. Solo nos faltaba un marco conceptual para explicarla con orgullo.
¿Cuál fue una decisión específica que tomaste que cambió completamente tu negocio, pero que desde afuera nadie notó?
La decisión más importante fue dejar de intentar impresionar a otros emprendedores y empezar a documentar mis fracasos en detalle.
Durante años construí proyectos en secreto porque creía que mi reputación dependía de mostrar solo éxitos. El punto de quiebre llegó tras el fracaso de una plataforma de formación online que se comió 8 meses de trabajo y $15K sin generar un solo cliente pagador.
En lugar de esconderlo, publiqué todo lo que había salido mal. No todo ha sido fracaso — puedes leer sobre los éxitos en mi about — pero esa transparencia sobre lo que no funcionó cambió todo: me conectó con gente que había vivido errores similares, me abrió oportunidades de colaboración y, sobre todo, me permitió construir comunidad real.
¿Qué métrica personal —más allá del dinero— te confirma que estás construyendo algo con impacto?
Cuando otros profesionales empiezan a reconocerse como fundadores después de leer mi contenido. Cuando alguien me escribe diciendo “nunca me había visto así, pero tienes razón — soy fundador”, sé que estoy construyendo algo con impacto real.
Eso vale más que cualquier métrica de crecimiento tradicional.
¿Cuál fue la creencia sobre emprendimiento que te costó más tiempo o dinero desaprender?
Construir en público es la decisión que cambió por completo mi forma de trabajar.
Escribir y aprender en voz alta nunca estuvo en mis planes. Durante años creí que lo esencial era encerrarse a perfeccionar el producto. Citaba a Drucker sin entenderlo del todo: “si haces buen marketing no necesitas vender.” Para mí significaba construir algo tan bueno que se explicara solo.
Hoy sé que crear en público no es autopromoción: es estrategia. Es la forma real de leer el mercado, de validar antes de lanzar, de construir conexión antes de producto.
¿Qué le dirías a alguien que ya está construyendo pero no se atreve a llamarse fundador?
Para. Deja de justificarte. Si estás creando valor, resolviendo problemas y construyendo sistemas que funcionan sin ti, eres fundador. El título no lo da un inversor ni una oficina: te lo das tú cuando reclamas lo que ya eres.
Los prejuicios aún pesan: creemos que “fundador” requiere una startup, inversión externa o un equipo grande. Eso es mentira. Un consultor con sistemas escalables es fundador. Un creador con múltiples líneas de ingreso es fundador.
¿En qué tema relacionado con construir negocios independientes tienes una opinión que va contra el consenso general?
Creo que la obsesión con el “crecimiento acelerado” es tóxica para la mayoría de fundadores independientes.
El mantra de “grow fast” lleva a tomar decisiones equivocadas: buscar inversión innecesaria, contratar antes de tiempo, expandirse sin fundamentos. Para quienes construimos sin capital externo, esa mentalidad destruye más de lo que construye.
Mi convicción: el crecimiento controlado es una ventaja competitiva real.
¿Qué cambio específico ves venir en el emprendimiento independiente que otros no están viendo aún?
Veo dos extremos en el mercado hispanohablante: creadores con gran alcance pero monetización limitada, y fundadores de producto con buenas soluciones pero distribución débil.
El punto medio — dominar contenido y sistemas — es objetivamente lo óptimo, pero difícil de ejecutar bien. Antes muchos copiaban del mundo anglo para compaginar producto con contenido. Ahora, gracias a la democratización de la información y la IA, se pueden crear productos genuinamente originales adaptados a nuestra cultura. Los fundadores que logren ese equilibrio sin copiar tendrán una ventaja enorme.
Founders Stack
Stack Esencial
Herramientas diarias:
Obsidian + Notion → mapas de ideas y "collages" conceptuales
Post-Bridge → publicar en múltiples plataformas simultáneamente
Screen Studio → grabación de pantalla simple para demos
Fuentes de aprendizaje:
Newsletter:
(Dan Koe), , Creator SpotlightLibro: Company of One (Paul Jarvis)
Recurso gratuito: Segundo Cerebro Perfecto en Notion
Su Ecosistema
Red de referencia:
- → marca personal auténtica (me encantaría que fueras la madrina de fundadores.so, si te apetece).
- → el prototipo de fundador de portfolio (me encantaría entrevistarte como el primero de la serie).
- → simplemente disfruto de su contenido
Framework propio: POSAR, como empaquetar tu materia prima y procesar tu know how.
Error común que observa: Justificar la portfolio career en lugar de celebrarla como modelo empresarial legítimo.
Conecta y Construye
Síguele:
Newsletter: Fundadores.so
LinkedIn: José Mardlin
Proyecto anterior: Trasciende.com
El Takeaway:
Esta conversación refleja algo que miles de profesionales hispanohablantes están viviendo: la transición de verse como "consultores" o "creadores" a reconocerse como fundadores legítimos. José no está construyendo solo una newsletter - está creando el vocabulario para una nueva clase emprendedora.
Su apuesta es clara: que los mejores talentos hispanohablantes no necesiten migrar al ecosistema anglosajón para ser tomados en serio. En un momento donde la IA está redefiniendo el trabajo, esa comunidad genuina y humana puede ser exactamente la ventaja competitiva que marque la diferencia.
Si diseñas activos que funcionan sin ti, eres fundador. Únete a la conversación en Fundadores.so.
Gracias por esa mención Jose.
Será un gusto colaborar contigo 💪.